A veces me
pregunto si el tiempo cura las heridas o tal y como dice la foto eres tú quien
te curas a través del tiempo.
Yo tengo la
impresión que en verdad el tiempo no cura las heridas, ya que hay heridas que
son difíciles de cerrar. Y más cuando te las hacen en un determinado momento de
tu vida. Algunas podrán cicatrizar y el recuerdo lo habrás encerrado en algún lugar
de tu mente. Lo habrás encerrado o enquistado de modo que ni tú mismo te
quieras acordar de él.
Pero hay
otras, esas que te hicieron en un momento determinado. Esas que quieres
olvidar, pero por mucho que lo intentes no hay forma, ni manera, ni tiempo que
las cierren. Esas que cuando estás un poco mal…ZAS, ahí están dándote una
bofetada nuevamente. O lo que es peor esas que en un momento las tienes más o
menos escondidas pero hay un evento o una persona (bueno mejor dicho la persona) que hace que la herida
duela. Quizás no tanto como la vez que te la hicieron pero si, duele.
Lo más curioso
de esas heridas se resume en la siguiente foto.
Y es muy
cierto, a veces no nos duele la herida en sí. Duele el hecho de recordar los
buenos momentos, los momentos compartidos, los momentos en los que eras tú él
que apoyaba cuando te necesitaban, los días, los meses, los años,…a veces
borrar todo eso no se hace de un momento a otro ni en años.Y el hecho de que no se borre no quiere decir que desees que vuelvan a tu vida. Solo es eso, es muy difícil que una costumbre deje lo deje de ser.
Las heridas
tienen eso… ¿Cuándo cierran? ¿Cuánto duelen? ¿Por qué duelen? ¿Qué duele realmente?
…
Lo que sí al
menos hay que tener claro es… ¿perdonar o no perdonar? ¿Olvidar o no olvidar? ¿Dejarlos
fuera de tu vida o dejarlos entrar? ¿Si se fueron libremente los debes dejar
entrar si quisieran volver? ¿Si te “echaron” debes buscarlos? ¿Si te “echaron”
y ahora te buscan de nuevo?
Muchas preguntas
que la respuesta solo las tienes tú. Preguntas que ni el tiempo te dará las
respuestas ya que están en tu interior.